Este fenómeno, conocido como neurogénesis, continúa a lo largo de la vida en el sistema nervioso central.
Un estudio del Salk Institute for Biological Studies (Instituto Salk de Estudios Biológicos) permite afirmar que la mejora de la función cognitiva cerebral asociada con el ejercicio físico parecen depender de la activación de las células madres neuronales, hasta entonces “quiescentes”, localizadas en el hipocampo del cerebro de los adultos, una activación que da pie al desarrollo de nuevas neuronas. Lo cual coincidía con el estudio de los científicos alemanes del Hospital Universitario de Erlangen.
Hasta que en el año 1998, el propio Fred H. Gage, en colaboración con Peter Eriksson del University Hospital de Göteburg, descubrieron que el cerebro humano produce nuevas neuronas en su vida adulta, se consideraba, casi como un dogma, que los seres humanos en el momento de nacer tenían ya en sus cerebros todas las neuronas de las que podrían disponer a lo largo de sus vidas. El ritmo de esta neurogénesis adulta sería regulado por el estilo de vida de la persona, hasta el punto de que éste podría modelar la estructura del propio cerebro.
El entusiasmo, la actividad, la concentración, no actuar como un 'viejo', son la clave para que las neuronas se mantengan activas y se regeneren. El organismo debe sentir que se las necesita.
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